jueves, 12 de junio de 2014

No confiar en las pariencias

                                                   No confiar en la apariencias
                                           
Había cierto rey que tenía muchas higueras plantadas en su huerta, apreciaba tanto esta fruta, que determinó guardas los árboles para que no se las robaran. Con este fin, puso en el huerto a un ciego y a un cojo. Al día siguiente, cuando los visitó el rey, vio que habían desaparecido los mejores higos de su árbol, y pregunto a los guardianes qué había sido de los frutos.